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Fue el primer hombre en ponerle cara a este tipo de tumor, desde entonces, su objetivo principal es darlo a conocer y ayudar a otros en su misma situación.

Màrius Soler tiene 48 años. Es un hombre (algo obvio, pero relevante en este tema) y tiene cáncer de mama. Este es ya, según el Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama, el tumor más diagnosticado en el mundo y su incidencia en los varones representa alrededor del 1,5 %. En ellos, el 80 % de este tipo de tumores que se detectan, son metastásicos. Ambas cifras también están detrás del caso de Màrius, que es el primer hombre en nuestro país que le puso cara a este cáncer. Fue también el primero que recibió un tratamiento innovador (en ese momento, solo había sido probado en mujeres) que alargó una vida a la que los médicos le habían puesto fecha: entre seis meses y un año.

Pero para conocer esta historia hay que retroceder hasta agosto del año 2017. Un día cualquiera, que ya nunca volvería a serlo, Marius se notó un bulto en el pezón cuando se estaba duchando. No le dió más importancia pensando que sería un simple bulto de grasa. El problema es que no desapareció con el paso de la semanas, al contrario, se iba haciendo más grande y volviendo más duro. 

«Entonces, claro, te pones a buscar información. «Bulto pecho hombre» y me salía alguna referencia en Estados Unidos, pero nada más, ningún testimonio ni nada.  Yo estaba tranquilo porque no me creia que me pudiera tocar. El porcentaje era muy bajo y la media de edad muy por encima de la mía, yo tenía en ese momento 43 años. Así que descarté por completo que esa fuera una opción», explica.

Pero unos meses más tarde comenzó un dolor muy intenso en una costilla, tanto que Màrius ni siquiera podía moverse y un médico tuvo que ir a su casa. «Me comentó que parecía una contractura, pero que tenía el pezón retraído, por lo que me aconsejó ir a un especialista, porque podría ser un tumor de mama. Me dijo: «el hombre también puede tener cáncer de mama». Yo me quedé completamente paralizado. Era la primera vez que yo escuchaba de boca de un profesional hablar de cáncer de mama en el varón. Entonces pensé, ¿a qué especialista voy?», una pregunta que todavía se hacen muchos hombres cuando se encuentran con problemas similares.

Fue la mujer de Màrius la que se puso en marcha rápidamente contactando con su ginecólogo, que atendió a su marido de urgencia al día siguiente. «Solamente explorando tuvo claro que se trataba de un tumor de mama. Me dijo que existía, que era poco frecuente pero que me había tocado. Asombro, impotencia, rabia… todo se mezcló», recuerda. Ahí comenzaron todas las pruebas diagnósticas y, cuando se estudió la estadificación del cáncer para comprobar a dónde había llegado, se vio que había ventiuna lesiones, por lo tanto, estaba diseminado en todo el esqueleto. «En mi caso fue en los huesos, que se iban rompiendo. Empezaron por quimioterapia, pasamos a una segunda línea con otra quimio, no reaccionaba. Me decían que iba muy rápido y que me daban de seis meses a un año de vida. A mi me dio por cogerlo con positividad y pensar en disfrutar cada minuto que me quedaba, así lo hice. Pero resulta que en primavera, la oncóloga entró en mi habitación y me dijo que se acababa de aprobar un nuevo tratamiento que había demostrado eficacia en los ensayos clínicos en mujeres y que ella lo quería probar conmigo», explica Marius.

La presentación típica del tumor de mama en varones es en forma de masa palpable indolora unilateral (en una sola mama) de localización central subareaolar o excéntrica al complejo areola-pezón con afectación precoz del pezón. La mayoría de casos (85-90%) de cáncer de mama en el varón corresponde a un carcinoma ductal infiltrante. Alrededor del 65-90 % de estos tumores expresan receptores hormonales de estrógenos y/o progesterona.

En muy poco tiempo empezó con un tratamiento de ciclina (CDK), más hormonoterapia y a los tres meses había una remisión de la enfermedad. La vida de Màrius volvió a dar un giro, cambió su calidad de vida y sus perspectivas. Él tenía claro lo que iba a hacer con esa oportunidad y fundó la primera Asociación de Cáncer de Mama Masculino (INVI), para hacer visible lo invisible. Empezaron a  aparecer los primeros pacientes y ya está en marcha el primer el primer registro nacional sobre el cáncer de mama en varones, con el objetivo de conocer su frecuencia, el perfil de los afectados y, lo que es más importante, dar a conocer un cáncer desconocido. Alrededor de 300 hombres son diagnosticados cada año en España, el 80 % en estadio metastásico.

«Este cáncer también tiene mucho estigma porque el hombre, además, no lo cuenta, no sale del armario. Por eso queremos que los hombres lo cuenten, explicar que los varones también tenemos glándulas mamarias, tejidos mamarios. Sabemos que es un cáncer que no está registrado correctamente porque con los casos de metástasis muchas veces no se figura como paciente de cáncer de mama, sino como paciente de cáncer de pulmón, por ejemplo. Hay datos ya de que se puede heredar el gen BRAC2, BRAC1, tanto por línea femenina como masculina. Ahora mismo estamos en un 20 % de componente hereditario», cuenta Màrius, que ya es todo un especialista en este tipo de tumores.

«En cuanto a los efectos secundarios, en los hombres nos preocupa también la sexualidad porque nos inhibe absolutamente. Al ser tratamientos evidenciados en mujeres, los efectos secundarios son distintos. Mi caso abrió las puertas a todos los hombres que vinieron detrás porque el tratamiento funcionó conmigo. Fui el primero en probar esa terapia en España», insiste en que eso fue una suerte que, además, es una suerte también para todos los que vinieron y vendrán después.

En el caso de Marius, hay remisión en huesos, pero el tumor sigue ahí dormido. Se despertó en mayo del año pasado con una pequeña lesión en la axila, tras la operación está en la cuarta línea de tratamiento. «Son tratamientos súper innovadores. A los que debutamos con metástasis no nos hacen mastectomía, se intenta reducir al máximo el tumor primario. Yo pasé por reconstrucción cervical, dorsal y del sacro. Cuatro operaciones y cuatro líneas de tratamiento», resume.

¿Presente y futuro? Marius no duda en responder: «mi vida es cortoplacista. Pasas de hacer planes a futuro a vivir, como máximo, el mañana. Estoy al 200 % dedicado a la asociación y a dar visibilidad a esto. Solo con darlo a conocer estamos salvando muchas vidas, logrando diagnósticos precoces. A día de hoy mi cáncer ni tiene cura ni cronificación. Está en ello la investigación. Yo solo pienso en calidad de vida, en que lo que tenga que vivir que sea a tope».

Insiste en que lo que hay que lograr, sin alarmar, es que todos los hombres que noten algún bulto, alguna retracción, alguna secreción del pezón, acudan al médico. El tiempo es primordial y un diagnóstico temprano puede cambiarlo todo.

Los factores de riesgo conocidos:

  • La presencia de mutaciones genéticas y, más notablemente, en el gen BRCA2. Estas alteraciones en los genes se transmiten de generación en generación y aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de mama en personas de la misma familia. En este sentido, la mayoría de estudios poblacionales indican que el 10-15 % los hombres con cáncer de mama tienen una mutación en BRCA2. Además, aproximadamente el 5-10 % de los hombres con esta mutación desarrollarán cáncer de mama a lo largo de la vida, y existe cierta evidencia de que los varones portadores que desarrollan el tumor tienden a tener una enfermedad más agresiva. Las mutaciones en otros genes, como CHEK2, CYP17 y MLH1- también se relacionan con el desarrollo de cáncer de mama en el varón.
  • La historia familiar. En relación al punto anterior, la existencia de cáncer de mama en familiares cercanos indica un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad. En el caso de tener una historia familiar fuerte de cáncer de mama (varios familiares de primer y segundo grado como hermanas, madres o abuelas que han tenido la enfermedad o casos en la familia de cáncer de mama en el varón), es posible que los profesionales recomienden consultar una Unidad de Consejo Genético en oncología que realice el estudio genético pertinente.
  • La edad. El riesgo de desarrollar cáncer aumenta con los años. Según los datos disponibles en la actualidad, la mediana de edad del diagnóstico es ligeramente mayor que en el caso de las mujeres, alrededor de los 60 años.
  • Ciertas condiciones que alteran el balance de estrógenos y andrógenos en el organismo, en general aumentando la cantidad de los primeros y disminuyendo la de los segundos. Entre ellas se encuentran enfermedades como la cirrosis hepática, la obesidad o el síndrome de Klinefelter, así como el tratamiento con ciertos medicamentos como los empleados en la terapia hormonal para el cáncer de próstata.

Fuente: Geicam

UXÍA RODRÍGUEZ – La Voz de Galicia