«Hola, me llamo Pepe y he sobrevivido a un cáncer de mama». Pepe jamás olvidará la mañana en la que despertó con un líquido pastoso saliendo de su pezón derecho. «Serán cosas de la edad», pensó a sus 63 años, sin dar mayor trascendencia a su descubrimiento. Pero días después, esa sustancia lechosa volvió a brotar. Extrañado y tras comentarlo con su esposa, Pepe acudió a su médico de cabecera. Y ahí se precipitaron los acontecimientos. El galeno lo derivó con urgencia al hospital, donde biopsiaron su aureola. Poco tardó en sonar el teléfono de su casa. «Pepe, vente para acá que estás a pique de un repique. ¡Has llegado a punto!», oyó. Juicio clínico: carcinoma de mama derecha.
Uno de cada 100 casos de cáncer de mama – cuyo día mundial es este miércoles 19 de octubre– diagnosticados se da en varones. La escasa prevalencia de este tipo de tumor en hombres vuelve invisibles a quienes lo padecen, para la sociedad y también para la comunidad médica y científica, que rara vez impulsa estudios específicos y se limita extrapola los procedimientos de éxito demostrados en las mujeres.
El miedo o la vergüenza nunca se cruzaron en el camino de Pepe Palomeque, un jubilado de Astilleros de Cádiz, de los primeros traductores de Inglés que llegó a la factoría gaditana. Tan metódico fue para aprender una nueva lengua como lo ha sido para superar el cáncer de mama que le fue diagnosticado. Rara vez pisa la playa y cuando lo hace oculta, no por timidez o complejo, la cicatriz que le cruza lo que en tiempo fue su pecho derecho. «No me puede dar el sol», aclara el pensionista, bromista y animoso. Como en todos los casos de cáncer de mama en varones –a diferencia de las mujeres, donde hay más opciones de tratamiento–, el de Pepe también acabó en el quirófano: mastectomía radical, la pérdida de un pecho.
«Hay hombres que les cuesta reconocer que han padecido cáncer de mama, pero a mí no. Nunca. Tenemos metido en la cabeza que el cáncer de mama es algo femenino, pero no es así, y no debemos acomplejarnos por ello», sentencia Palomeque. «Me dijeron que el uno por ciento de los diagnosticados son hombres, y me tocó a mí. Sortearon y me tocó», bromea resignado.
Un cáncer sin género
«Esto es un cáncer, con independencia de la localización», subraya la psicóloga de la Asociación Española Contra el Cáncer en Cádiz, María Ramírez. A lo largo de su dilatada carrera cuenta con los dedos de una mano los hombres atendidos con cáncer de mama. Todos se quejan de lo mismo: «Se sienten incomprendidos».
En el caso del cáncer de mama en varones, sostiene la psicóloga, son más los temores sociales que los emocionales. «Es un tipo de cáncer infrecuente en hombres y ellos se lo toman como si fuese un cáncer de mujer», desvela Ramírez.
Su tesis coincide con la de la oncóloga del hospital Virgen del Rocío de Sevilla Ana Casas, que suma más de 30 años de ejercicio. «A nivel social, así como el cáncer de mama en mujeres ha perdido el estigma social y cada vez se habla más abiertamente de él; en los varones, es un cáncer oculto, probablemente porque los hombres se atreven menos a hablar de él», defiende. «Sienten –continúa– como que el cáncer de mama en un varón feminizara. Esto hace que no se afronte, no se comunique y ocasione problemas psicológicos a quien lo padece».
«Es cierto que hay un estigma social que hace que se silencien muchos casos, pero porque la sociedad piensa que es un tipo de cáncer exclusivo de la mujer», completa la psicóloga gaditana. Un error común motivado por la escasa prevalencia de la enfermedad en varones.
Estos días trata en su gabinete de la asociación a Jorge, un enfermero de 50 años recientemente diagnosticado. Para él, confiesa, las palabras cáncer de mama y hombres no aparecían juntas en la ecuación. «Era incapaz de relacionarlo», confiesa. «Quizás porque la información solo va dirigida a la mujer, de ahí que para muchos –añade– sea inimaginable que un hombre pudiera tener este tipo de cáncer».
Pese a su formación sanitaria, la falta de información al respecto hizo que restase importancia a un pequeño bulto que detectó hace un año en su pezón izquierdo. Pensó que era un quiste de grasa, que fue creciendo conforme iban pasando los meses. El diagnóstico le llegó el pasado 20 de julio, después de una biopsia. Ahora, se recupera de las complicaciones de la cirugía radical y espera recibir pronto el primer ciclo de radioterapia. «Quiero cerrar esta etapa», comenta.
«Esa falta de información hace que ni te lo plantees», critica Javier Rufino, que reclama incluir al hombre en las campañas de información que se hacen al respecto. «Por lo menos para que estén alerta y sepan que a nosotros [los hombres] también nos puede pasar», detalla.
Se sabe poco, se estudia poco
Los oncólogos coinciden en la escasa atención que se presta al cáncer de mama en varones, donde no de dan estudios ni ensayos clínicos específicos. De hecho, según apunta la doctora Ana Casas, los hombres están excluidos de los ensayos médicos del cáncer de mama. Sin embargo, la tendencia parece estar cambiando en los últimos meses gracias al primer estudio internacional, impulsado por la European Organization Research Cancer Theray (EORTC), que integra a 1.500 diagnosticados y que pretende arrojar luz sobre las características concretas y los factores especiales que diferencian al cáncer de mama en hombres.
Las cosas parece que pueden empezar a cambiar un poco porque a nivel científico «está cobrando muchísimo más interés las características biológicas del cáncer de mama, porque hay una serie de características que lo diferencian», puntualiza Casas. Desde el mecanismo de señalización intracelular, a la presencia de determinados receptores que lo hacen diferente; lo que «puede hacer posible la aplicación de tratamientos específicos, porque hasta ahora –completa la oncóloga–, éstos han sido los mismos que para cáncer de mama en mujeres».
De forma paralela, la Unión Europea ha puesto en marcha un registro europeo de cáncer de mama en varones que será de gran utilidad para conocer en profundidad la enfermedad. «Hoy por hoy no hay datos suficientes, ni siquiera la tasa de supervivencia», aclara la oncóloga. «Sí se sabe que es más baja en comparación con las mujeres –añade–, debido un diagnóstico tardío, lo que influye en la recuperación».
Esa es otra de las consecuencias de la escasa información a la que aluden los diagnosticados. «El cáncer de mama es, por decirlo de alguna manera, la niña bonita de la asociación contra el cáncer porque se han hecho programas muy amplios: desde la detección, la concienciación o el trabajar la autoestima, la imagen, la ansiedad, el estrés o la tristeza… Y ese trabajo no se ha hecho con el hombre. Así que vamos atendiendo las necesidades específicas que ellos plantean», enumera la psicóloga María Ramírez, que presta asesoramiento gratuito a los afectados.
Por eso, los especialistas recomiendan estar atentos a los cambios que se producir en el pecho, tanto de mujeres como hombres. Debe quedar claro que si se detecta la aparición de un bulto, si el pezón se hunde o se descubren secreciones en el mismo hay que ir al médico de cabecera porque «son síntomas de alarma que pueden inducir a pensar que puede tener un cáncer».
«No me han tratado como un hombre»
Sin una muestra representativa que avale la tesis de los especialistas, sí se puede afirmar que el mayor número de los casos se detectan en varones de unos 65 años. En algunos casos, explican los expertos, existiendo cierta relación entre una exposición a las radiaciones –por ejemplo en el tratamiento de linfomas en la infancia–, o por el uso de hormonas, tanto de estrógenos como de testosterona; aunque el cáncer de mama en hombres también está ligado a la obesidad y a la falta de ejercicio físico.
Más allá de estudios concretos que arrojen luz sobre el porqué, los pacientes también critican la escasa preparación específica del sistema sanitario para atenderlos. En la mayoría de casos, por un personal sanitario acostumbrado a atender únicamente a mujeres.
«He notado que no supieron tratarme como hombre», lamenta Jorge Rufino, que todavía se recupera de la mastectomía. «Hay enfermeros que nunca han tratado a un hombre», apunta. «Es como cuando se trabajan con niños –razona–, que requiere una formación específica adicional; en estos casos, también debería ser así». «El sistema está enfocado a la mujer y –esgrime– se ven descontrolados cuando se les presenta un hombre».
«Pero los hay, somos un uno por ciento, pero ahí estamos”, recalca Jorge. “Detrás del lazo rosa –sentencia– también estamos los hombres, aunque no se nos vea en la publicidad».
El Español