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El cáncer de mama es una realidad con la que la población está cada vez más familiarizada. Los programas de cribado y las campañas informativas existentes han hecho que el número de casos que se detectan en estadíos iniciales no deje de aumentar. Sin embargo, esto referido siempre a la mujer, porque nadie, o casi nadie, piensa en hombres a la hora de hablar de esta patología.

Si bien es cierto que su incidencia es mucho menor en varones, representa aproximadamente el 1,5% de los casos, la enfermedad existe y es crucial hacerla visible, advierten desde la Asociación de Pacientes con Cáncer de Mama Masculino (INVI), una entidad fundada en 2018 con el fin de acompañar y ofrecer información a hombres con esta patología y a su familias.

El desconocimiento retrasa el diagnóstico

El desconocimiento de la enfermedad por parte de la población es el principal responsable de que el 80% de los casos en varones se detecten en fases avanzadas. “Llegan a la consulta cuando los tumores ya son grandes y están diseminados y la razón es la falta de información sobre la posibilidad de que este tumor ocurra en un varón ”, reconoce el doctor Ignacio Moncada, presidente de la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva (ASESA).

“Suelen ser diagnósticos más tardíos porque no se da importancia, no se tiene conciencia de ello y llegan al médico cuando los tumores ya tienen afectación ganglionar, lo que implica, un peor pronóstico”,confirma Noelia Martínez, oncóloga médica del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid y miembro de la junta directiva del Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama.

Es fundamental, por tanto, apuntan ambos especialistas, que el hombre, ante cualquier síntoma, acuda de forma inmediata al médico.

En este sentido, destacan, como señales de alerta, cualquier bulto indoloro en la mama, el crecimiento de la misma (ginecomastia), el retraimiento del pezón o de la piel y la secreción del pezón.

Tumores diferentes a los femeninos

El cáncer de mama en hombres presenta diferencias con respecto al de las mujeres. En estas, el 70% de los tumores tiene dependencia de los receptores hormonales, porcentaje que llega al 90% entre los varones, en los que la mayor parte de casos son de tipo luminal.

“Son enfermedades diferentes que deben compararse de manera individual”, advierte el doctor Ander Urruticoechea, oncólogo y director científico del Onkologikoa (Centro Oncológico de Donostia), quien recuerda que, hasta hace muy poco, no se daba mucha importancia a las diferencias del cáncer de mama entre el varón y la mujer. “Hoy sabemos que biológicamente no son exactamente lo mismo, por lo que esa comparación genérica o por grandes grupos no tiene sentido”, aclara.

El factor genético, un aspecto clave

Del mismo modo, el componente genético es mayor entre los pacientes masculinos. Si en la mujer afecta a un 5% de casos, en los hombres lo hace a un 20%.

Es por esto que la Dra. Martínez considera que todos los varones con antecedentes familiares deberían ser derivados a las unidades de Consejo Genético para someterse a un estudio. Si fueran positivos, el estudio debería extenderse a su familia, ya que “las hermanas o las hijas de los pacientes tienen de dos a tres veces más riesgo de padecer la enfermedad”, recalca.

Otros factores de riesgo

Pero además del genético, hay otros factores de riesgo de cáncer de mama en el hombre, entre los que están la edad, las alteraciones hormonales, la exposición a radiaciones ionizantes, la obesidad, el Síndrome de Klinefelter (afección genética que afecta a la producción de testosterona) o las enfermedades hepáticas como la cirrosis.

    La investigación, un reto

    En lo que atañe a la investigación, esta es compleja, dada la baja prevalencia de la enfermedad en hombres. Actualmente es académica, basada en estudios retrospectivos o series de casos; no hay estudios prospectivos ni ensayos clínicos para este grupo de población.

    Pese a todo, España es un país clave en este sentido y el Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama ha puesto en marcha el primer Registro Nacional de Cáncer de Mama en el Varón, que recopila datos clínicos y especímenes biológicos de alrededor de 800 pacientes. “Siempre nos ha interesado este tumor en los varones, porque también tienen mamas y pueden ser víctimas de este tumor considerado ‘femenino’.”, reconoce la Dra. Martínez. “La realidad es que somos unos completos ignorantes y hemos estado abordando la enfermedad como lo hacemos en el caso de las mujeres y, como ya se ha demostrado, es diferente y lo tenemos que individualizar. De aquí la importancia de crear este registro”, subraya. Hasta ahora solo existían dos en el mundouno norteamericano y otro europeo, con un total de 1.800 casos.

    Los expertos contemplan finalizar el reclutamiento de pacientes y la recogida de datos en el primer semestre de este 2023, con la consiguiente publicación de los primeros resultados en el segundo semestre del año.

    El registro del GEICAM se acompaña, además, del programa ARDERNE, un proyecto de investigación traslacional que persigue avanzar en la individualización de las características biológicas de cada varón e identificar cuál es el mejor tratamiento.

    “ARDERNE va a ofrecer la oportunidad, a través de la colaboración con el grupo europeo y norteamericano, de avanzar en ese intento de individualizar las características biológicas de cada paciente masculino para acercarlo a su mejor tratamiento”, explica el doctor Urruticoechea.

    Tratamientos

    Y es que en lo que respecta a los tratamientos también es importante dilucidar si es necesario establecer diferencias entre el hombre y la mujer. En este sentido el registro permitirá saber si su eficacia puede ser paralela o si tienen los mismos efectos secundarios. “Es posible que existan matices, porque la diferencia de género las va a imponer, pero no tenemos una constancia clara y esto nos van a permitir estudiarlo”, añade este experto.

    En este sentido, Màrius Soler, presidente y fundador de la Asociación de Pacientes con Cáncer de Mama Masculino (INVI) confiesa que a los pacientes les preocupa que no lleguen los tratamientos en plazo. “Hay personas que mueren por esta enfermedad. En Europa hay una decena de fármacos aprobados con alta evidencia y eficacia, pero en España solo hay disponibles tres”, precisa.

    Entre el miedo y la vergüenza

    Junto al reto de la investigación, está por delante también el de acabar con el desconocimiento y la estigmatización que rodea a esta enfermedad “Hay que normalizar que todos tenemos mamas, por lo que podemos sufrir un cáncer de este tipo”, precisa Soler, apuntando que es importante que los hombres se sientan apoyados para que se atrevan a contarlo. “Por miedo a no ser entendido o a tener problemas en el trabajo y en el entorno, lo mantenemos en secreto”, reconoce.

    Lo corrobora también el doctor Moncada, que afirma que para un hombre tener cáncer de mama añade un elemento de vergüenza.“El mero hecho de tener un cáncer de cualquier origen tiene un impacto emocional negativo, pero si es de mama, un cáncer típicamente femenino, representa una carga de incredulidad y aislamiento, que hace que uno no sea capaz de hablarlo con amigos o familiares, que siempre aportan un apoyo psicológico fundamental”, enfatiza.

    Invisibles 23

    Precisamente para dar visibilidad a la enfermedad, INVI ha organizado el que es el primer evento que se celebra en España dedicado exclusivamente al cáncer de mama, Invisibles 23.

    Al acto han asistido más de 200 personas, entre profesionales sanitarios, representantes de asociaciones de pacientes nacionales e internacionales y compañías farmacéuticas. “La intención es que a partir de aquí todos multipliquemos, todos hagamos lo que esté en nuestra mano para aumentar el conocimiento sobre esta enfermedad en los hombres”, resalta Soler.

    En relación a esto señala algunas propuestas que podrían contribuir a ello como incluir a los hombres en las campañas institucionales de cáncer de mama, reforzar la información sobre esta patología en las consultas de Atención Primaria y Medicina General, hacer más debates y reuniones e incrementar el número de ensayos clínicos, así como de varones que participen en los estudios sobre la enfermedad.

    EVA LANDÍN – El Plural